miércoles, 30 de noviembre de 2011

Enfermedades

Pueden ser del niño o de la madre.
En el primer caso, hacer caso al médico. Si le prescriben una medicación, hay que dársela y esperar que mejore. Es normal que pierda el apetito y también es normal que el pecho le consuele.
No le fuerces, dáselo cuando lo reclame.
Si toma otros alimentos además, que él decida, pero no dejes de ofrecerle el pecho porque les suele aliviar.
Si no comiera en días sí sería recomendable sacarse la leche porque a no ser que ya sea mayorcito y la lactancia esté más que asentada, pueden surgir complicaciones.
En caso de que sean de la madre, también hay variedad.
Las relacionadas con el pecho como la mastitis se solucionan poniendo al niño al pecho muy frecuentemente, pero si no mejora el médico recomendará algún medicamento oportuno. Por supuesto, no hay que dejar de mamar mientras se medica, especialmente si se trata de mastitis ya que el remedio sería peor que la enfermedad.
Para saber si se trata de una mastitis basta con notarse el pecho excesivamente cargado y probar la leche. Si sabe salada (aumenta la concentración de sodio), no hay duda. Puede que al niño no le guste el nuevo sabor (entonces saca la leche para que no disminuya la producción) o que tengas la suerte de tener un  niño todoterreno. Yo he dado con el segundo caso.
Y luego están las más cotidianas: catarros, gripes, gastroenteritis, etc… Para todas ellas los medicamentos son compatibles con dar de mamar. Además, si lo haces, le estarás pasando todos los anticuerpos para protegerle frente a ella.
Si tu producción de leche disminuye con una fiebre alta, no te preocupes, todo volverá a la normalidad. Lo que hay que tener en cuenta es que algunos medicamentos también modifican ligeramente el sabor de la leche, pero a falta de pan…

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